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  • milaleon03

Arizona y Nuevo México (día 5)

Actualizado: 11 mar 2021


Hendrik decide que quiere llegar a las dunas con la salida del sol así que mientras los otro dos dormimos nos cierra la RV y empieza el camino. Un poco malgenio por la madrugada entramos al Parque Nacional. La verdad es que a los pocos minutos, al menos a mí, se me olvida porque la luz es espectacular. Aquí se encuentra el depósito de yeso más grande del mundo, eso son las arenas blancas que vemos. Son 712 km cuadrados de dunas. El contraste entre el cielo azul intenso, la blancura de las arenas y las sombras que se producen por los montículos es maravilloso.

En una planicie el Parque ha colocado lugares para picnic con un diseño futurista. La sensación es estar en una película de ciencia ficción.



A lo largo del camino hay lugares para hacer caminatas, nosotros, contra la voluntad del adolescente, tomamos el sendero más largo 8 km, 2 horas de subidas y bajadas en esta inmensidad espectacular. Hay que seguir todo el tiempo unos marcadores rojos porque es muy fácil perderse. Tomamos infinidad de fotos y el ejercicio nos hace bien después de tantos kilómetros de manejada. Valió la pena la madrugada.

De allí estrechamos nuestro camino aún más al sur para llegar a El Paso, de pura curiosidad. Queremos ver la frontera entre México y los Estados Unidos, el famoso muro de Trump y cómo en realidad se vive en esta zona tan comentada.

La ciudad no tiene ningún atractivo turístico en verdad pero nos impresiona la cercanía de los dos países. La autopista de este lado se convierte en grandes pasos elevados prácticamente sobre Ciudad Juárez, el lado mexicano. El muro está ahí, presente, vivo. En esta zona no es una muralla de concreto es simplemente una malla de acero inoxidable de unos 4 metros de altura. Pero la verdadera frontera está unos 20 metros más abajo, es en realidad la mitad del Río Grande, y en el espacio intermedio hay patrullas, iluminación, cámaras, etc. En otras zonas hay construcciones que forman parte del muro.



A mi me llama la atención, reflexionando en la insistencia de Trump en la urgencia de evitar las entradas ilegales, lo regular que parece aquí la interacción entre los dos países. Cada día hay miles de personas que cruzan los puentes ya sea en auto o caminado para ir a sus trabajos o regresar a sus viviendas. Una pareja de adolescentes americanos descendientes de latinos, me dicen que cruzan todos los días a Ciudad Juárez, para almorzar o pasear. Es como si fuera un barrio más de su ciudad. Una mujer también latina, nos dice que es enfermera, vive en México pero trabaja aquí. Es americana de nacimiento.



Las dos ciudades están perfectamente integradas y por lo visto Inter dependen una de la otra.

Después de unos tacos y burritos iniciamos nuestro retorno hacia el norte. Es un camino largo, más de tres horas hasta las afueras de Tucson donde pasamos la noche.

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