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  • milaleon03

Alaska, viaje en casa rodante (Día 2)


A las 4 de la mañana ya abrí los ojos y no es que dormir en una RV sea incomodo, pero uno tiene que acostumbrarse. Por ejemplo: cuando Sergio se mueve en su cama toda la estructura del vehículo se mueve con él, lo mismo sucede cuando pasa un camión cerca. Pero en realidad lo que nos sucede es que tenemos jet lag porque Alaska tiene 4 horas menos que Atlanta.

A las seis ya no pude más y salí a hacer mi caminata de la mañana aprovechando para hacer compras para el desayuno. Camine hasta Walmart pero abría a las siete asique decidí explorar un poco más.

La ciudad tiene exactamente lo que se espera en una ciudad americana: Bed and Beyond, Mc Donalds, Taco Bell, etc. solo que las calles son más anchas: 6 carriles y con amplias veredas. La ciudad es plana y con árboles por lo que se puede ver un arco de 180 grados de un horizonte al otro. Hace menos frío del que esperaba a estas horas de la mañana 55 grados F y el cielo está cubierto. No me dio la sensación de fin del mundo a la manera de Ushuaia esa ciudad, la más al sur del continente, donde terminan los Andes y quizá por eso, parece que estuviera siendo empujada hacia el mar.

Al volver encuentro a Hendrik ya recibiendo las instrucciones sobre el vehículo así que cocino un desayuno completo con todo y huevos fritos y !empezamos la aventura de descubrir Alaska!

De acuerdo con nuestra planificación, el día lo tenemos para llegar al Parque Nacional Denali a 260 millas, asique lo tomamos como nos gusta: con paradas para hacer fotos cada vez que se presenta la oportunidad y con desvíos para conocer lo que nos interesa. La primera parada es en el Museo de Anchorage. Nos pareció muy bien hecho. Hay una colección de trajes nativos con motivos de animales estilizados en tintas naturales; la historia de las formas de transporte en la nieve con ejemplos de los equipos usados; fotografías de tiempos idos. Muy interesante y didáctico.

De allí nos dirigimos al norte e inmediatamente el paisaje se llena de árboles coníferos. Extensiones enormes de pinos y cipreses, pocas edificaciones, todo enmarcado por la cordillera….

Aquí y allá hay manifestaciones artísticas que fotografiar, por ejemplo: autos decorados frente a un puesto de venta de fuegos artificiales, una vivienda abandonada pintada con grafitis o simplemente la naturaleza en todo su esplendor.

La única parada oficial del día fue en Talkeetna, una población de 876habitantes a 30 minutos de la carretera principal. Nació en 1896 como un puesto de intercambio en la era del “gold rush” y creció con la construcción del ferrocarril. Hoy es el puesto base para quienes quieren escalar el Denali y por ende, está lleno de cafés, bares y puestos de artesanía. Un pueblo adorable para pasar tomarse un café, comprar algún recuerdo y caminar hasta el rio para ver la cordillera.

Sergio había leído que el cementerio es interesante asique pasamos por allí antes de irnos. Es un pequeño jardín con las tumbas directamente en la tierra y sin mayores recordatorios. Muchas cruces de madera y pequeñas placas que marcan a los que fallecieron intentando subir Denali. En algunos años han muerto hasta 10 personas.

El resto del camino aceleramos un poco para llegar al Parque Nacional antes de que cierren el puesto de registro. En la reservación especifica que debemos registrarnos antes de las 11:00 pm. Llegamos a las 9:05 sin embargo esta cerrado!. Un ranger nos explica que por el Covid cierran a las 21:00 pero nos permite seguir hasta el campamento Teklanika que queda 30 millas adentro.

En el camino se nos cruzan dos alces. Por fin animales de Alaska.

Nuestro campamente es sumamente básico, no tiene conexión eléctrica ni de agua, tampoco hay duchas y en nuestro RV nos percatamos que no funcionan la cocina, la refrigeradora, la calefacción ni el agua caliente. Ósea después de este largo día nos vamos a la cama sin bañarnos y nuevamente solamente con sanduches como cena.


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