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  • milaleon03

Alaska, viaje en casa rodante (Día 3)



Estoy afuera a las 6:00 de la mañana. Mientras camino hacia el rio detrás del campamento conejos y liebres se cruzan por el camino. La vista es espectacular, el lecho del rio principalmente de piedras grises que en época de deshielos debe acarrear un caudal de aproximadamente 120 metros de ancho tiene ahora decenas de pequeños riachuelos que hacen un murmullo permanente. Todo enmarcado entre bosques de pinos a los costados y la amplitud de la cordillera al frente. Espectacular.

Aprovecho para hacer mis 10 minutos de meditación. No hay lugar mejor.

A las 8:00 nos presentamos en la parada de bus porque tenemos reservación para tomar el shuttle hasta Eielson Visitor Center a otras 40 millas dentro del parque. Obligatorio usar máscaras y tener una separación de una fila con los otros pasajeros. Nos sentimos seguros.

Durante el viaje de 3 horas el chofer/guía nos cuenta sobre la fauna y flora del lugar y para cada vez que avistamos algún tipo de animal. Así vimos águilas doradas, ovejas blancas (que para mí parecen más bien cabras) y un par de Caribú. Lo más impresionante, sin embargo son los paisajes inmensos, las montañas negras más bajas están pintadas con restos de deshielos, otras están cubiertas de pajonales cortos y musgo verde. Las más lejanas y altas con nieves perpetuas y glaciares. Un espectáculo inolvidable además porque tenemos la suerte de un día despejado y un cielo azul profundo.

De pronto aparece el Denali, la montaña más alta de los Estados Unidos: 6000 metros. Un bloque macizo de hielo y nieve. Imponente sobre un valle amplísimo. Aparece y desaparece a lo largo del resto del camino y cuando llegamos a nuestro destino está parcialmente cubierto. Nosotros decidimos hacer la “caminata alpina” (Alpein Trail) 1 milla hacia la cumbre de un pequeño monte junto al centro para visitantes. Nos tomó 50 minutos extenuantes pero valió la pena el esfuerzo. La vista es inmejorable y el Denali se abrió un poquito, suficiente para permitirnos ver su altura.

Alla arriba una familia de ardillas del camino estaban más curiosas que asustadas de nosotros. Yo me pude acercar a menos de 2 metros de su madriguera para tomar fotos. Super divertidos animales.

Nuestro bus ya se había ido cuando retornamos (espera máximo una hora) pero el siguiente nos embarcó sin problema. Antes, mientras almorzábamos nuestros sanduches (¡nuevamente!) los rangers nos señalaron a una mama osa y sus 2 cachorros a la distancia. Esta especie de Grizzlies acá en esta zona de los Estados Unidos tiene el pelo dorado y brilla rubio en el sol. Estaban lejos pero con los largavistas pudimos apreciarlos mientras comían desenfadadamente.

Ya en el camino de regreso avistamos otro macho a menos distancia. Este reposaba inmóvil al sol, solo cuando nos íbamos mostro cierta curiosidad y levanto la cabeza.

¡El premio lo tuvimos algunos minutos más adelante cuando un oso salió de la tundra a pocos metros de nosotros! Nos dio la oportunidad de verlo de muy cerca, habrá sido joven porque no era excesivamente grande. De un amarillo casi blanco, incluida la cara donde destacan los ojos negrísimos y la nariz pequeña. La verdad que al mirarlo no da la impresión del poder de ataque que describen en todas las advertencias. Al cabo de unos minutos llegó un ranger y lo espanta para que los turistas lo dejemos en paz. El oso corrió hacia el bosque de arbustos y nos siguió paralelo por algunos metros.

Más adelante vimos unos venados en el lecho del río y unos caribús sentados en los parches de hielo para refrescarse.

Caminamos el ultimo trecho de una milla al campamento riéndonos de todos los ruidos que haremos si se nos presenta un oso y “reconfortados” al saber que si el que se nos cruza es un alce, Sergio nos abandonará a toda carrera como sugieren las advertencias.

Ya de regreso nuestros problemas con la RV no se han resuelto asique, con la ayuda de Mike, un vecino de RV, Hendrik descubre que el problema es que está desconectado el aparato que marca la cantidad de gas que nos queda y en realidad el tanque está vacío! Nos toca salir del parque, buscar una estación de recarga y volver, lo que nos toma una hora y media pero por el camino se nos cruza un Caribú macho con impresionantes cuernos al que podemos fotografiar con tranquilidad por más de cinco minutos. Estos extraños cuadrúpedos tienen un par de cuernos recubiertos de pelo corto y una especie de cuerno plano que protrude de la frente. Todo el aparataje debe pesar varios kilos, pienso yo.

Finalmente, ya con todo resuelto, pudimos tomar una ducha caliente y comer carne con arroz y ensalada, como en casa. Y finalmente a la cama.

Cosas que me llaman la atención: Estamos aproximadamente a 1200 metros y la vegetación es casi de paramo, ya no hay arboles sino solo arbustos, pajonales mucho más pequeños que los del Cotopaxi por ejemplo, plantas de hojas aterciopeladas y otras bulbosas y decenas de especies de flores de colores, amarillo, lila, violeta, blanco y rojo. En Ecuador a esta altitud tienes bosque húmedo tropical, exuberante.

Cosas que me llaman la atención: Mike, quien nos ayudó, es de Anchorage. Un poco más joven que nosotros, de complexión atlética, de trato amable y probablemente con educación superior. Nos cuenta que nunca ha viajado al norte de su ciudad pese a que Denali, uno de los más famosos parques nacionales del país queda solo a dos horas y media de camino.

A todo lo largo del viaje encontramos decenas de personas que no se han movido 100 kilómetros de sus ciudades.




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