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  • milaleon03

Alaska, viaje en casa rodante (Día 5)



Llueve cuando me despierto a las 4:00 de la mañana, el jet lag aún me afecta. Vuelvo al calor de la cama y me duermo un par de horas más. A las seis, aprovechando que tenemos internet después de 3 días, leo el periódico. En Georgia siguen subiendo los casos de Covid, Trump sigue siendo igual de idiota. Mejor preparo el desayuno.

Hoy hemos decidido manejar hasta cruzar la línea del Círculo Polar Ártico, un viaje que nos tomara 4 horas de ida y cuatro de vuelta pero llueve y no hay nada mejor que hacer asique emprendemos viaje. Durante las primeras 70 millas la vía esta asfaltada y en muy buenas condiciones pero luego, por las siguientes 60 millas es sólo camino de tierra aunque bastante aceptable. La lluvia y neblina nos acompaña la mayor parte del tiempo asique no hay mucho que ver aparte de un polluelo de halcón sentado en el nido sobre un poste de luz.

En todo el camino pasamos dos pueblos Fox y Centre (84 habitantes). No se ve a nadie por ningún lado por lo que podemos curiosear alrededor de las casas. Hendrik se entusiasma con la cantidad de camionetas antiguas abandonadas en los terrenos, a mí me llama la atención que la mayoría de las viviendas son de madera y están decoradas en el exterior con cuernos de alces y caribús. Demostración de que a los habitantes de Alaska les encanta la caza.

Finalmente llegamos a Circle y caemos en cuenta que nos hemos equivocado. ¡El círculo polar no pasa por aquí! El pueblo tiene 102 habitantes que no se ven por ningún lado. No hay ni un solo negocio o tienda pero la única calle -prolongación de la carretera- termina en el famoso rio Yukon.

Hendrik decide darse un baño y así celebrar el punto más al norte en el que jamás hemos estado. A 50 millas de la latitud 66 grados.

Para el viaje de regreso el cielo se ha despejado y tenemos una tarde cálida. El paisaje, que ahora si podemos ver, es de colinas y montes cubiertas hasta el infinito de bosques de árboles coníferos. De vez en cuando la foresta se interrumpe con praderas de un verde intenso y casi todos los valles están cruzados por ríos. En los puntos más altos de la carretera se puede ver 360 grados de paisajes inhabitado. Algo muy especial.

Y para seguir con esta sensación de aislamiento estacionamos la RV en un parque nacional y nos disponemos a pasar la noche. Es un bosque de pinos que aun a esta hora, las 9 de la noche, esta iluminando con un sol cálido, hay un pequeño río de piedras redondas y a parte de una carpa entre los árboles somos los únicos en el lugar. Todo sería espectacular de no ser por los mosquitos. ¡Resulta que en Alaska hay más mosquitos que en las áreas tropicales! Son gigantes y miles que se acercan al minuto que uno pone un pie afuera.

De todos modos, nos bañamos en repelente y nos ideamos para encender una fogata.

Viajar en Rv es realmente cómodo, mientras afuera ahuyentamos los mosquitos y el frío alrededor del fuego, en el horno se cocina una lasaña. Terminamos el día junto al rio, Sergio tratando de aprender de memoria los 50 estados de este país y nosotros intentando recordarlos todos.

Cosas que me llaman la atención: A los alaskeños les gustan las armas. En todas las vías hay decenas de letreros de prohibido disparar (totalmente agujereados por las balas que han recibido). Las estadísticas de posesión de armas son difíciles sin embargo todas coinciden en que Alaska es el Estado donde más personas tienen armas de fuego: 62% de la población, de un promedio nacional de 28%.


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